Alguien. Sí, alguien me llamaba por mi nombre.Ese alguien se posaba en mis sueños, detrás del bar de mis fantasías. Su estadía en ese bar, no la entendía. Él no era al que esperaba reflejar en mi mente, dejando pasar las imágenes que llegaban de forma oblicua a mi mente confusas como las manchas de mi blusa.
Escrutaba el bar casi al tope de gente y siempre, cada vez que hacía un recorrido con mis ojos por el lugar, terminaba encontrándome con su sonrisa que producía confusiones de todos los tipos en mis mil maneras de querer.
Y caminaba, me desplazaba, siempre hacía él. Cuando miraba en sus ojos, sentía la necesidad de correr, la presión de mi corazón en mi pecho como mil tambores, ardían como fuego el ámbar de mis ojos.
Así era cada noche, cada tarde que me recostara para simplemente pensar en nada, pero ese recuerdo volvía a mi ser, y me llenaba de conmoción y confusión.
Mil maneras busque para quitarlo del bar de mis fantasías, sus relieves me despertaban, sentía que deslizaba sus dedos por mi rostro en carmesí cada noche, despertaba sin saber si en verdad él había estado allí, a mi lado. Lo mas trágico de todo fue que una de mis noches de ensueño con él, luego de despertar ante el eminente final, que por cierto, nunca llegaba a su fin, derramé lagrimas por algo que jamas voy a entender.
El final, ese final. El cual siempre concluía con una amplía sonrisa de su parte, yo soltando un largo suspiro cuando el posaba su dedo indice en mis labios que se estaban resecando por la apasionada sensación de anhelar los de él.
Siempre sostuve que, en mis locuras equilibradas, era normal todo este ajetreo de sentimientos en mi; pero nunca podré comprender porque él esperaba, cada noche en ese bar.
Una de mis agitadas noches, recibí una llamada inesperada. Me quedé atónita, simplemente no pude articular palabras, por unos pequeños segundos los cuales parecieron pasar lentamente como las canciones de Radiohead, y en ese momento, como si fuera una visión del mas allá, mi sueño se completo.
Llegaron mil imágenes las cuales se fueron armando como un gran rompecabezas del cual no me podía resistir y de ese modo entendí el sueño de las pasadas noches que tanto me atormentaba. El resultado, me atormento aún más. Él se pasaba en vela, esperando a que yo hiciera mi entrada al bar solo para decirme "El tiempo es ahora, no me esperes más", sentía como mis ojos se dilataban por la sorpresa y hasta creí oír a lo lejos un grito agudo. Negro. Vacío. Volví a la realidad al sentir que una mujer de voz fina como pétalos de flores pronunciaba mi nombre. Conteste, sonreí como si de verdad lo sintiese y al escuchar el tono otra vez sentí por primera vez cuanto pesaba el destino en mi vida y el teléfono cayo de mis suaves manos.
El mensaje era lo más desconcertante de todo, no podía decodificarlo. Luego de recibir tal llamada como aquella caí en la cuenta de que iba a cometer una locura ya fuera tarde o temprano o, mejor dicho, el probablemente me haría cometerla.
Dejà vu fue el modo en que los sabios nombraron a este fenómeno que cambiaría para siempre mi vida aquella noche de soledades olvidadas.
La noche, desesperada por hacer que mi sueño llegará a tomar forma y dimensiones en mi realidad, llego. Viví esos momentos del mismo modo que en mi sueño. No me sentía presionada, ni una traidora, ni un poco culpable en mi sano juicio, el cual sabía que lo perdería luego de esa noche. Demasiados recuerdos arribaron a mi mente, situaciones vividas con ese ser al que jamás podría remover de mi inconsciente, ni de mi consciente.
Simplemente no podía concebir lo que pasaba, o estaba por pasar. Llego la negación, prometí no ir, pero otra vuelta del destino hizo que me pusiera mi más elegante vestido, me peinara como a él sabía que le seguía gustando a pesar de los 5 años pasados que nos habían pesado un poco más que el resto y salí a caminar por las calles desiertas de esa noche helada.
El camino, estuvo vacío de todo pensamiento, si no fuera por una insignificante frase "Si no lo intentas, nunca sabrás como se siente".
Comencé mi entrada al bar, realicé el mismo recorrido por el lugar con mis pupilas, y cuando supe que lo vería, simplemente, nos miramos.
Sentí como cada nervio de mi cuerpo cobraba vida y la gente se disipaba en la más espesa niebla. Solo él estaba conmigo, mi pasado amor, mi futuro amor, pero el presente amor de mi querida hermana.
Le sonreí picaramente, como si ambos supiéramos lo que la noche nos tenía pactado, y Él asintió con una leve sonrisa.
Esto, no estaba nada bien.
Some Good girls go Bad.-
Sonia, Life will flash before my eyes.